Lo que nos deja este año, además de las cifras más altas de corrupción en la historia, la deficiente administración de Peñalosa y el año de aprendizaje del presidente Duque; es la frase: "Yo no paro, yo produzco". Utilizada por los que se oponen a la situación y que insisten que la mejor manera de sacar al país adelante es trabajando. La frase es pronunciada con ahínco y hasta con soberbia, como si Colombia fuera una locomotora imparable, cuando no hay nada mas ineficiente y flojo que un colombiano, con todo respeto y cariño.
Uno escucha Locomotora Imparable y piensa en un país europeo, por poner un ejemplo pensaría en Alemania que ha producido filósofos, científicos, industriales y artistas. Hasta potencia deportiva es y eso que ha perdido dos guerras mundiales. Si de cifras se trata, Colombia queda muy mal parada, no sólo con Alemania sino con más de medio mundo. Hay estudios que afirman que un colombiano trabaja 830 horas más al año que un alemán y que somos cuatro veces menos productivos que un estadounidense.
Lo que sucede es que acá confundimos cantidad con calidad y emprendimiento con innovación. Trabajamos a lo bruto, a lo mula, estamos completamente seguros que lo que vale es salir de la casa a las 7 de la mañana y llegar arrastrándose a las diez de la noche. Pero eso si, si alguien le da por irse antes de las 6, lo miran como si se estuviera robando la plata. en otros lugares utilizan las horas para lo que es; por eso trabajan menos y producen más. En cambio, nosotros lo usamos para hablar con los compañeros, tomar tinto 20 veces al día, mirar redes sociales, pedir permisos para YouTube al departamento de tecnología y hacer todo a la carrera al final de la jornada. Pero eso si, para posar de agobiados somos los primeros, y si alguien pregunta la primera respuesta que damos es que estamos ocupadísimos, pura mierda. Esto es porque a nosotros sólo nos gusta posar de sufridos y agobiados pero nos encanta encontrar cualquier excusa para no trabajar; nos disfrazamos tres veces en Halloween, celebramos navidad desde noviembre hasta enero y si juega la selección trabajamos medio día y eso. Pero eso si, no es sino que la gente salga a marchar para que nos entren unas ganas ni las hijueputas de producir hasta transformar el país en potencia mundial.
Nuestra ineficiencia se nota a leguas en cualquier suceso de la cotidianidad, desde pasar una cuenta de cobro por un valor menor del mínimo hasta acercarse a un cajero electrónico, donde en lugar de retirar efectivo pareciera que estuvieran intentando buscar la solución a una integral indefinida o la sumatoria de una Serie de Riemann. Ni hablar de la tortura a la que nos sometemos cuando se realiza un trámite en una notaría, una EPS o en alguna entidad estatal que lo devuelven por el más mínimo error así no sea culpa de uno. Mucha economía naranja, mucho viceministro de la creatividad y nada que salimos de la edad de piedra.
Basta con leer las sandeces que publican los "periodistas" de este chochal, las notas interesantísimas de nuestros medios informativos que van desde las nuevas fotos por Europa de Lina Tejeiro con su nuevo novio hasta la cirugía de cola que se hizo Yina Calderon que es furor en Instagram. Pero que a la hora de realizar periodismo de verdad ahí si no aparecen y la mayoría son censurados.
Esperemos que con el paso de los días la situación mejore y muchos abran los ojos ante la situación y no guarden silencio como ya se ha visto con el transcurso de los años, que los que dicen con orgullo "Yo no paro, yo produzco" de verdad pongan empeño y saquen al país adelante y no solo para volver tendencia un hashtag y posar de indignados mientras hacen fila para montarse sea como sea en un transmilenio en hora pico.